05-05-2021
La Comisión Directiva aprueba la modificación en el nombre del Área de Género y Disidencias, reemplazando su nominación diversidad por Disidencias.
Estimados/as Colegas: Desde Comisión Directiva informamos que el Área de Género y Disidencias propuso la modificación del nombre del Área, lo que fuera aceptado por la Comisión Directiva, compartiendo los fundamentos teóricos, políticos y éticos que movilizan dicha solicitud. En este sentido el Área de Género y Disidencias sostiene:
"En primer lugar, queremos destacar la profunda diferencia entre la palabra “Diversidad” y la palabra “Disidencias”, diferencia que se encuentra íntimamente vinculada a nuestro posicionamiento ético profesional. En este sentido, mientras que la palabra “Diversidad” remite a sólo “un conjunto de cosas diversas o variadas”, la palabra “Disidencias”, hace referencia a “aquellxs que se encuentran en desacuerdo o disconformidad respecto a las doctrinas, creencias, sistema, etc. que sostiene el partido, la religión, el colectivo ideológico, etc. al que pertenecen” (Lexico.com). Nos parece más acertado el uso de este término entendiendo que la etimología de la palabra advierte sobre aquello que se rebela contra la norma, rompiendo con el paradigma dicotómico biologicista en base a “lo normal” / “lo anormal (patológico)”.
Desde el Área de Género y Diversidad reflexionamos sobre las diferentes formas de existencias y ligazones afectivas desde una mirada política que ofrece la perspectiva de género y la lucha de los movimientos sociales sexo-disedentes. Entendemos que el término diversidad resulta hoy insuficiente, teniendo en cuenta que muchas veces invisibiliza el entramado de poder que radica en los cuerpos políticos que habitan las disidencias sexoafectivas y/o diluye las violencias existentes a través de un dispositivo simbólico pensado exclusivamente desde la heteronormatividad. La diversidad plantea integrarse al sistema en igualdad; la disidencia, en cambio, propone una transformación radical de las relaciones sociales.
Lo que se busca con el término disidencias es justamente dar cuenta de itinerarios de la subjetividad en los cuales las sexualidades no solamente se plantean como una pluralización de posibilidades, sino más bien como la contraposición a los dispositivos de normativización. Las disidencias sexuales se definen por poner en entredicho los arreglos sexuales hegemónicos que desde los cuales, sobretodo el orden sexual moderno, producen alguna clase de ordenamiento del deseo, de pautación de los cuerpos, de organización de los goces, de clasificación de las identidades. Diremos, entonces, que “la disidencia consiste en que hay sujetos que no aceptan las normas de la heterosexualidad compulsiva de la identidad hegemónica o del coito vaginal para la procreación como única sexualidad legítima; sujetos que van a discutir la norma, sujetos disidentes, aun cuando sean heterosexuales” (Maffia, 2017).
El reconocimiento del lugar que una persona ocupa dentro de la trama social es sustancial para pensarse y experimentarse; este prisma nos ofrece este primer análisis. Se está por fuera de la norma regente, y es necesario verlo y asumirlo para poder hacer algo a partir de ello. Es importante reconocer las existencias subalternizadas por este sistema de opresión moral que sobreestima ciertas formas de ser y de estar en el mundo por sobre otras y sus comportamientos sexuales definen gran parte del estatus social que posee.
Al hablar de las disidencias sexuales se pueden observar dos componentes claves sobre los que este posicionamiento establece sus análisis, reflexiona y problematiza. Por un lado, la heterosexualidad obligatoria, la cual establece cuáles son los cánones de la normalidad y estipula las prácticas, conductas y formas de ser validadas y las que no son aceptables. Este sistema en el que hemos sido socializadas todas las personas, si no es reflexionado y cuestionado desde el paradigma de género y derechos humanos, se cuela en el quehacer profesional de la salud mental y puede hacer mucho daño en nuestras prácticas.
Por otro lado, lo que se oculta detrás de la palabra diversidad: como diría Paulo Freyre al pensar su Pedagogía del Oprimido: “las cosas no son así, las cosas están así”. Desnaturalizar el presente y revisar la historia de cómo las cosas llegaron a estar de ese modo es sustancial para el ejercicio del sujeto político. El imaginario de la diversidad se presenta como una idea naif de un mundo heterogéneo y tolerante que está llegando, descontextualizada de las luchas que se atravesaron para que las personas puedan acceder al mismo sistema de derechos que aquellos que les privaron de estos. De esta manera, se invisibilizan los dispositivos de crueldad a los que se han expuesto y se exponen a las infancias sexodisidentes y a las personas del colectivo. Es necesario reconocer y nombrar las violencias. Apelar a la deconstrucción y co-construcción de los términos peyorativos y proyectivos que implican homo, lesbo, bi y transfobia internalizados y basados en estereotipos. Desde la pragmática discursiva dentro y fuera del colectivo y como desde la práctica profesional son invisibilizados naturalizados y hasta minimizados los impactos.
Reconociendo la importancia de las palabras que utilizamos para visibilizar violencias naturalizadas socialmente y asumiendo nuestro compromiso profesional y social como psicólogxs, es que solicitamos a la Comisión Directiva la aprobación del cambio de nombre del Área por “Área de Género y Disidencias”."
Saluda afectuosamente, Comisión Directiva.
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